“Se transmite a través de los líquidos corporales de las personas infectadas, como sangre, leche materna, semen y secreciones vaginales”
Santo Domingo.- El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) es una afección crónica que pone en riesgo la vida provocada por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Al dañar tu sistema inmunitario, el VIH interfiere con la capacidad de tu cuerpo para luchar contra infecciones y enfermedades.
Es por ello, que la psicóloga clinica del hospital licenciada María Lorena Hernández, informó que la infección por el VIH cuando ataca el sistema inmunitario, y el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) se convierte en la fase más avanzada de la enfermedad.
La tambien terapeuta familiar expresó que El VIH ataca a los glóbulos blancos, debilitando el sistema inmunitario, y esto hace que sea más fácil contraer enfermedades como la tuberculosis, otras infecciones y algunos tipos de cáncer.
“Se transmite a través de los líquidos corporales de las personas infectadas, como sangre, leche materna, semen y secreciones vaginales. No se transmite por besos o abrazos ni por compartir alimentos. También puede transmitirse de madre a hijo durante el embarazo y el parto” adujo la profesional en el tema.
El VIH se puede tratar y prevenir con tratamiento antirretrovírico (TAR), y si no se trata puede evolucionar a sida, a menudo al cabo de muchos años. Tras el paciente haberse practicado los anális, los mismos son estrictamente entregados de manera directa al paciente, este o no positivo por vía del departamento de psicologia.
El VIH es una infección de trasmisión sexual. También puede trasmitirse por el contacto con sangre infectada y por inyectarse drogas ilícitas o por compartir agujas. Además, puede trasmitirse de madre a hijo durante el embarazo, el trabajo de parto o la lactancia. Sin medicamentos, es posible que pasen años hasta que el VIH debilite el sistema inmunitario hasta el punto de avanzar y convertirse en SIDA.
Los síntomas del SIDA pueden incluir:
Pérdida rápida de peso. Fiebre recurrente o sudores de noche profusos. Cansancio extremo e inexplicable. Hinchazón prolongada de los ganglios linfáticos en las axilas, la ingle o el cuello. Diarreas que duran más de una semana. Llagas o úlceras de la boca, el ano o los genitales. Neumonía.
No existe cura para el VIH o SIDA, pero los medicamentos pueden controlar la infección o prevenir el avance de la enfermedad. Los tratamientos antivirales para el VIH redujeron la cantidad de muertes por SIDA en todo el mundo, y las organizaciones internacionales están trabajando para aumentar la disponibilidad de medidas de prevención y de tratamiento en países con pocos recursos.
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